miércoles, 8 de diciembre de 2010

NO MAS SANGRE, NO MAS MUERTE POR VER SUFRIR A UN SER VIVO





Las invectivas a este tipo de programas con animales se remontan a la antigüedad romana, con las diatribas de moralistas como Cicerón contra los espectáculos de circo con fieras. A ellas siguieron las críticas de los primeros escritores cristianos y canonistas a las llamadas venationes, como Prudencio, Casiodoro, San Agustín o San Juan Crisóstomo, que en general censuraban los espectáculos públicos con fieras.

Hoy los defensores de los
derechos de los animales quienes encabezan la crítica a la celebración de las corridas de toros.
Se encuentran grandes movimientos que consideran que la faena es una práctica de
crueldad que atenta contra los derechos de los animales y que no puede ser considerada ni una manifestación cultural, artística ni deportiva.

En Ecuador, varias son las organizaciones de protección y defensa de los derechos de los animales que según la región o ciudad, lideran el movimiento antitaurino, como PAE, Anima Naturalis y Pro Anima. También se encuentran organizaciones sociales, ambientales y ecológicas organizan expresiones, foros y eventos antes y durante las ferias taurinas. En ellas, buscan concienciar al público sobre el maltrato recibido por los toros en las corridas en pro de su abolición. En 2008, una encuesta efectuada en Quito por Cedatos Gallup revelo que el 74% de los habitantes de esta ciudad no gusta de las corridas de toros, mientras que el 63% opina que deberían prohibirse.

MOVIMIENTO ANTI-TAURINO ECUATORIANO

De acuerdo con la página Web, el objetivo es crear conciencia, levantar un grito de protesta en contra de las corridas de toros y luchar por su abolición en el Ecuador.

Ellos denuncian, “a la opinión pública que antes de la corrida, el toro sufre los siguientes maltratos: palizas en los chiqueros, golpes con sacos de arena o trancas en espaldas y riñones, untado de vaselina o grasa en los ojos para nublarle la visión, inserción de algodón y estopa en las vías respiratorias, clavado de agujas en los genitales, cortes en las patas y untado con amoniaco o aguarrás, afeitado (limado) de los cuernos afectando a sus terminales nerviosas”.